domingo, 31 de octubre de 2010

CAPITULO 1

Acabo de entrar en nuestra casa después de estos 3 días tan extraños. Me ha costado mucho meter la llave en la cerradura y hacerla girar porque sabia lo que me esperaba: nada, abrir la puerta para entrar en el vacío mas absoluto, en un silencio tan devastador que retumba en los oídos mas que el grito mas desgarrador.
He entrado esperando encontrarte allí, como si lo ocurrido en los últimos días hubiera sido solo un mal sueño.

La casa está tal y como la dejaste cuando saliste el martes; en la cocina todavía está tu taza del café en el fregadero, sin terminar, al igual que el trozo de la tostada que no te acabaste. Encima de la cama, tirada como siempre, dejaste la toalla después de ducharte, oliendo a tí todavía, como me cabreaba que lo dejaras todo así, tirado en el suelo el pijama, la toalla todavía húmeda, la pasta de dientes abierta en el lavabo...me dijiste que no me enfadara, que llegarías pronto del trabajo esa tarde y lo recogerías todo, poniendo esa sonrisa tan pícara a la que soy incapaz de resistirme.
Recuerdo esas ultimas palabras que me dijiste:
-No te enfades peque, esta tarde llego pronto del trabajo y lo dejo todo recogido, ademas como extra te prepararé una cena super romántica para ver si así me perdonas...
Después me abrazaste con fuerza mientras me dabas uno de esos besos que hacían que una corriente eléctrica recorriera todo mi cuerpo, y al darte cuenta de lo tarde que era ya saliste corriendo con una sencilla despedida:
- Hasta luego peque, nos vemos en la cena.

Pero esa cena no llegó nunca, lo que llegó fue una llamada de la policía para decirme que habías tenido un accidente con el coche cuando volvías a casa y que, desgraciadamente, no habías sobrevivido.
Recuerdo muy vagamente las explicaciones que me dieron, ni siquiera recuerdo cómo llegué al hospital donde ya habían llegado tus padres; creo que fue tu padre quien se encargó de todos los trámites que hay que solucionar en estos casos, yo sólo recuerdo la mano de tu madre aferrada a la mía y un vacío inmenso.

Dado el estado de shock en el que me encontraba sumida no me permitieron verte por ultima vez, todos estaban(bueno, siguen estando) preocupados por mí, dicen que no es bueno que continúe en este estado de letargo sin dejar aflorar al exterior todo el dolor que llevo dentro. Dicen que he pasado los momentos del tanatorio, el cementerio y las condolencias con la mirada perdida de un autómata en una realidad paralela.

Pero es que no puedo llorar, no puedo gritar, ya que eso seria aceptar tu muerte, aceptar que te has ido y no vas a volver jamas. No puedo llorar porque estoy muy enfadada contigo, has roto tu promesa de estar siempre a mi lado, de no abandonar jamas el proyecto de nuestra vida juntos y hacerte viejecito a mi lado.
No tengo ganas de llorar, no tengo ganas de pensar, solo quiero meterme en nuestra cama y volver a sentir el calor de tus abrazos...

V.

sábado, 23 de octubre de 2010

PARON

Llevo varios días con intención de escribir porque tengo un post a medio terminar, una carta en mente y una reflexión en proyecto, pero al final no concluyo ninguna de ellas por falta de tiempo, intención o inspiración en ese momento.


Yo creo que estoy dejando estas palabras porque el tema de escribir ha comenzado a ser algo necesario para mi, para que los que me brindan un rato de su tiempo en leerme ( y ademas me hacen saber que quieren mas, cosa que no os podéis hacer una idea de lo que me ilusiona) sepan que es solo un parón efímero que tiene los días contados...
Me gusta este rincón para compartir, expresar, liberarme, contar, exponer, en definitiva, ser yo misma en todas mis facetas.

El stand by tiene la fecha de caducidad muy cercana, estoy con mono de palabras...

V.

sábado, 2 de octubre de 2010

MENTIRAS


" Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti"
Nietzsche

Vivimos en un mundo lleno de mentiras en todos los ámbitos. Todos nosotros en algún momento, o en muchos momentos de nuestra vida, hemos mentido, consciente o inconscientemente, pero lo hemos hecho. Han podido ser mentiras pequeñas, de poca importancia, o mentiras que cambian el curso de las situaciones e incluso la vida de otras personas.
Yo también he mentido el algunos momentos de mi vida, pero reconozco que no es algo que me guste, no creo que la mentira sea una buena acompañante en nuestra vida, aunque sea tan solo en momentos puntuales.

Quizás pueda tolerar algunas mentiras que yo considero de pequeña envergadura y que digamos, no producen daños colaterales, aunque sería preferible que esas tampoco se dieran.
Pero las grandes mentiras, la ocultación de datos, la tergiversación de la verdad es algo superior a mis fuerzas. No la acepto bajo ningún concepto ni ninguna razón que traten de darme para justificarla. No hay nada que pueda justificarla, no me vale que me digan que era por no hacerme daño, para que estuviera tranquila, para que no me preocupara o cosas por el estilo. ¿En que situación queda la persona que te está mintiendo?, para mi en la tesitura de que me cuesta volver a confiar en esa persona, en dudar muchas veces si las demás cosas que me cuenta son reales o son una mentira una vez más.

Trato de ser lo mas sincera posible en todos los ámbitos de mi vida y con todas las personas que están a mi alrededor, prefiero no decir nada a tener que enmascarar la verdad con palabras falsas, ni siquiera soy capaz de ser simpática con alguien que me cae mal, prefiero evitarla antes que formar parte de una situación que no se adapta a mi forma de ser ni pensar.

Eso si, prescindir de la mentira y ser sincero no significa no medir las palabras con las que se dicen las cosas. Se debe ser sincero sin llegar a ser cruel, pensar la forma en que se van a decir las cosas, decirlo conociendo a la persona que tienes enfrente, sus reacciones, su forma de ser.
Ser sincero, a mi parecer, es una de las cosas mas complicadas con las que nos tenemos que enfrentar el ser humano, pero es una de las que le convierte en un ser excepcional.

Comienza a guiar tu vida por un camino plagado de verdades, despejándolo de las malezas de la mentira y la falsedad, y estoy segura de que cada día, te sentirás mejor contigo mismo y te acercarás cada vez más a vivir tu vida plenamente.

V.